RESUMEN
Definición
El Resumen puede considerarse como una versión en miniatura del artículo. Debe ofrecer un sumario breve de cada una de las secciones principales: Introducción, Materiales y métodos, Resultados y Discusión. Como decía Houghton (1975), “un resumen puede definirse como un sumario de la información contenida en un trabajo”.
“Un resumen bien preparado permite a los lectores identificar rápida y exactamente el contenido de un documento, determinar su pertinencia para sus intereses y decidir así si tienen que leer el trabajo en su totalidad” (American National Standards Institute, 1979b). El Resumen no debe exceder de 250 palabras y ha de orientarse a definir claramente lo que el artículo trata. El Resumen debe ser de un solo párrafo. (Algunas revistas médicas publican ahora resúmenes “estructurados”, compuestos por varios párrafos breves.) Muchas personas leerán ese Resumen, ya sea en la revista original o bien en Biological Abstracts, Chemical Abstracts o alguna de las otras pu- blicaciones secundarias (ya sea en forma impresa o bien en búsquedas bi- bliográficas mediante conexión directa).
El Resúmen deberá:
- Indicar los objetivos principales y el alcance de la investigación
- Describir los métodos empleados
- Resumir los resultados
- Enunciar las conclusiones principales.
La importancia de las conclusiones se muestra en el hecho de que a menudo aparecen tres veces: una en el Resumen, otra en la Introducción y de nuevo (probablemente con más detalle) en la Discusión.
Tipos de resúmenes
Las reglas que anteceden se aplican a los resúmenes utilizados en las re- vistas primarias y, a menudo sin ningún cambio, en los servicios secundarios (Chemical Abstracts y otros semejantes). Este tipo de resumen se califica a menudo de informativo, y tiene por objeto condensar el artículo. Debe expo- ner brevemente el problema, el método utilizado para estudiarlo y los prin- cipales datos y conclusiones. A menudo, el resumen hace innecesario leer todo el trabajo; sin esos resúmenes, los científicos no podrían mantenerse al día en los campos de investigación activa. Este es el tipo de resumen que se utiliza hoy como “encabezamiento” en la mayoría de las revistas.
Otro tipo corriente de resumen es el indicativo (llamado a veces descrip- tivo). Este tiene por objeto indicar el tema del artículo, lo cual permite a los posibles lectores decidir si quieren leerlo. Sin embargo, por su carácter des- criptivo y no sustantivo rara vez puede sustituir al trabajo completo. Por ello, los resúmenes de los artículos de investigación no deben ser indicati- vos; en cambio, pueden serlo en otros tipos de publicaciones (artículos de revisión, comunicaciones a conferencias, informes oficiales, etc.). Esta cla- se de resúmenes suelen ser de gran utilidad para los bibliotecarios.
McGirr (1973) examinó muy bien los distintos usos y tipos de resúme- nes, y vale la pena repetir sus conclusiones: “Al escribir un resumen, hay que recordar que se publicará aisladamente y que deberá ser autónomo. Es decir, no deberá contener referencias bibliográficas, figuras ni cuadros . . . Su vocabulario deberá ser familiar para el posible lector. Se omitirán las si- glas y abreviaturas poco conocidas. Si es posible, se escribirá el artículo an- tes que el resumen”.
Salvo si una expresión larga se utiliza varias veces en el Resumen, no deberá abreviarse. Será mejor esperar y presentar la abreviatura apropiada la primera vez que se utilice el término en el texto (probablemente en la Introducción).
Economía de palabras
A veces, un científico omite algo importante en un Resumen. Sin embargo, la inclusión de detalles innecesarios es con mucho el error más corriente.
Una vez oí hablar de un científico que tenía una teoría sumamente complicada sobre las relaciones entre materia y energía. Escribió un artículo horriblemente complicado. Sin embargo, ese científico, conociendo las limitaciones de los directores de revistas, comprendió que el Resumen de su trabajo tendría que ser corto y sencillo para que se considerase aceptable. Así pues, se pasó horas y horas puliendo su Resumen. Fue eliminando palabra tras palabra hasta que, finalmente, toda verbosidad quedó suprimida. Lo que dejó fue el Resumen más breve que jamás se haya es- crito: “E = mc2”.
Hoy, la mayoría de las revistas científicas publican un Resumen al prin- cipio de cada artículo. En general, se imprime como un solo párrafo (y así debe mecanografiarse). En vista de que precede al artículo y cómo a los directores y árbitros les agrada tener alguna orientación, el Resumen es, casi universalmente, la primera parte del manuscrito que se lee en el proceso de arbitraje. Por consiguiente, es de importancia fundamental que esté escrito de forma clara y sencilla. Si el autor no es capaz de interesar al árbitro con el Resumen, su causa puede estar condenada al fracaso. Muy a menudo, el árbitro estará peligrosamente cerca de juzgar definitivamente el original después de leer tan solo el Resumen. Esto puede ocurrir porque tenga escasa capacidad de atención (como ocurre con frecuencia). Sin embargo, como por definición un Resumen es sencillamente una versión muy breve del trabajo entero, es lógico que el árbitro llegue a una conclusión prematura, y es probable que esta sea correcta. Normalmente, un buen Resumen va seguido por un buen artículo; un mal Resumen es presagio de peores males.
Como la mayoría de las revistas exigen un Resumen inicial y como este es también un requisito para participar en muchas reuniones nacionales e internacionales (ya que la participación está determinada a veces por los resúmenes presentados), los científicos deben dominar los fundamentos de la preparación del Resumen.
Al escribir el Resumen, sopese cuidadosamente cada palabra. Si puede exponer lo que hace falta en 100 palabras, no hay por qué utilizar 200. Desde un punto de vista económico, no tiene sentido malgastarlas. El sistema global de comunicación no puede permitirse los abusos verbales. Lo que es más importante: la utilización de palabras claras y expresivas impresionará a los directores y árbitros (por no hablar de los lectores), mientras que el uso de construcciones abstrusas y verbosas provocará, muy probablemente, que se ponga una cruz en la casilla de “rechazado” del formulario del árbitro.
Al dar cursos sobre cómo escribir trabajos científicos, cuento a veces una anécdota para ilustrar los aspectos esenciales de la redacción de buenos resúmenes. Les digo a mis alumnos que solo deben recoger los puntos esenciales de la historia, lo que, naturalmente, es la clave para hacer buenos resúmenes.
INTRODUCCIÓN
Reglas que se sugieren
Una vez superadas las partes preliminares, llegamos al artículo mismo. Debo mencionar que algunos escritores experimentados preparan el título y el Resumen después de escribir el trabajo, no obstante que esos elementos deben figurar en primer lugar. Sin embargo, hay que tener en mente (aunque no se tenga en el papel) un título provisional y un esbozo del artículo que se tiene la intención de escribir. También hay que considerar el nivel del público para el que se escribe, a fin de tener una base para decidir los tér- minos y procesos que deben definirse o describirse y los que no. Si no se tiene un propósito claro, puede ocurrir que se escriba en seis direcciones distintas al mismo tiempo.
Una táctica prudente consiste en comenzar a escribir el artículo cuando todavía se está haciendo la investigación. Esto facilita la tarea de escribir porque todo está fresco en la memoria. Además, el proceso mismo de redacción puede indicar incoherencias en los resultados o sugerir otras actividades colaterales que podrían realizarse. Así pues, comience la redacción mientras dispone aún de los aparatos y materiales de experimentación. Si hay coautores, será prudente redactar el manuscrito mientras todavía se pueda consultar con ellos.
La primera sección del texto propiamente dicho debe ser, naturalmente, la Introducción. La finalidad de esta debe ser suministrar suficientes antecedentes para que el lector pueda comprender y evaluar los resultados del estudio sin necesidad de consultar publicaciones anteriores sobre el tema. Debe presentar también el fundamento racional del estudio. Por encima de todo, hay que manifestar breve y claramente cuál es el propósito al escribir el artículo.
Razones de las reglas
Las tres primeras reglas para una buena Introducción necesitan pocas explicaciones, ya que son bastante bien aceptadas por la mayoría de los es- critores científicos, incluidos los principiantes. Es importante recordar, sin embargo, que la finalidad de la Introducción es introducir (el artículo). Así pues, la primera regla (definir el problema) es la norma cardinal. Y, eviden- temente, si no se expone el problema de una forma razonable y comprensi- ble, los lectores no se interesarán por la solución. Aunque el lector se mo- leste en leer el trabajo, lo que es poco probable si el problema no se ha presentado claramente, no se dejará impresionar por la brillantez de la so- lución. En cierto sentido, un artículo científico es como otros tipos de pe- riodismo. En la Introducción hay que poner un “anzuelo” para captar la atención del lector. ¿Por qué se eligió ese tema y por qué es importante?
La segunda y la tercera reglas están relacionadas con la primera. El exa- men de la bibliografía y la elección del método deben presentarse de forma que el lector comprenda cuál era el problema y cómo se trató de resolverlo.
Esas tres reglas llevan luego naturalmente a la cuarta, la exposición de los resultados y conclusiones principales, que debe coronar la Introducción. Este mapa de carreteras que va del problema a la solución es tan importan- te que a menudo resulta conveniente cierta redundancia en el Resumen.
Citas y abreviaturas
Si el autor ha publicado anteriormente una nota preliminar o un resumen del trabajo, debe mencionarlo (con la cita correspondiente) en la Introducción. Si se han publicado o están a punto de publicarse en otra parte artículos estrechamente relacionados, esto se debe indicar en la Introducción, según la costumbre hacia el final o al final mismo. Esas referencias ayudan a mantener la bibliografía bien ordenada para los que tienen que consultarla.
Además de esas reglas, téngase en cuenta que es muy posible que un artículo sea leído por personas no pertenecientes a la especialidad del autor. Por ello, la Introducción es el lugar adecuado para colocar y definir cualesquiera términos o abreviaturas especializados que se vayan a utilizar. Permítanme aclararlo con una frase de una carta de protesta que recibí una vez. La protesta se refería a un anuncio aparecido en la Journal of Virology, cuando era redactor en jefe, en el que se publicaba una vacante de virólogo en los National Institutes of Health (NIH) que terminaba con la afirmación: “Un empleador que da igualdad de oportunidades, H y M”. La carta decía: “La designación ‘H y M’ puede significar que los NIH son hercúleos y musculosos, históricos y magníficos o simplemente hermafroditas, o bien que buscan solicitantes honestos y maduros”.